La manera en que los Dominicanos demostramos nuestro amor a la Virgen de la Altagracia, la Madre espiritual de nuestro pueblo, es comulgar del Cuerpo y la Sangre de Cristo, su Único Hijo.
El Culto Hiperdúlico (la mayor de devoción entre los santos a la Virgen) a nuestra Protectora Nacional es demostración de nuestro decisión de moldear nuestra vida como integrantes de la sociedad dominicana a la Sagrada Familia del Dios nacido en Belén, la Casa del Pan Eucarístico.
Se le piden muchos favores, se le hacen muchas promesas y sacrificios,además de formar agrupaciones no exclusivistas ni auto beneficiarias.
La respuesta que la Virgen nos concede a estas peticiones es el desbordarnos.en generosidad con los más desfavorecidos y desamparados. Estos son los frutos de la fe verdadera.