Hemos escuchado la Kalenda, el Gran Pregón de la Pascua del Nacimiento histórico de Nuestro Señor Jesucristo.
Para San José ha sido el antes y el después en su vida. A partir de este momento su existencia será darse por entero a la protección de su Señora siempre Virgen y al cuidado personal y cercano del Fruto Santo del Amor de Dios del Espíritu Santo.
Imponer el nombre al niño significaba en el pasado no delegar su crianza y educación en nadie más.
Jesús, que significa «Solo Dios Salva», llamado el Emmanuel en la Antigua Alianza, se hace presente, real y operante en la Santa Eucaristía de la que ahora comulgaremos.
Pero antes, confesaremos nuestra fé de rodillas ante el Nombre que está sobre todo Nombre al decir: Y se hizo Hombre.
Comencemos la Noche que trajo a la Luz del mundo.