- Los niños con discapacidad visual en edad escolar forman parte del sentir de la Fundación Francina, entidad que auspicia una campaña para que 500 estudiantes con esa condición, en vez de encontrar obstáculos en su caminar, encuentren un bastón blanco para volver a clases
Lía es una niña de 11 años. Le gusta compartir con sus amigos, expresar lo que piensa y participar en actividades que la ayuden a aprender nuevas cosas.
El próximo año escolar para ella es muy importante porque podrá ser todavía más independiente. Por fin podrá desplazarse por las aulas del Génesis Christian School completamente sola, gracias a que empezará a utilizar el bastón blanco de seguridad para ir confiada a todas partes.Lía es una de las 500 niñas y niños con discapacidad visual que recibirá un bastón blanco para iniciar el año escolar a través de la campaña Vistazo Solidario que impulsan la Fundación Francina con el apoyo de L’Occitane.
“Me pone muy contenta saber que muchos estudiantes como yo recibirán un Bastón Blanco. Seguro que, al volver a la escuela, ahora seremos más los que caminaremos libres y seguros junto a nuestros compañeros”, cuenta Lía, cuando le preguntan cómo se siente.
El Bastón Blanco de seguridad es la principal herramienta de autonomía de las personas ciegas. Hasta hace unos años, para adquirirlo había que inscribirse en largas listas de espera o mandarlos a buscar con algún conocido a Estados Unidos o España, los más afortunados lo compraban por internet.
La publicación del 11 de julio en la página de Facebook de la Fundación Francina, dice: “Se estima que una de las principales causas de discapacidad en niños de Latinoamérica es la ceguera, lo que afecta significativamente el acceso a educación de calidad, equitativa e igualitaria. Con nuestro trabajo buscamos la autonomía desde la infancia en todas las personas con discapacidad visual”.
Lía se encuentra entre los estudiantes que precisan de acceso equitativo e igualitario a la educación. Igualmente, es una de las que recibe apoyo de organizaciones como la Fundación Francina y de campañas como Vistazo Solidario.
Desde hace más de media década la Fundación Francina impulsa acciones que buscan suplir las necesidades de esta importante herramienta de autonomía para las personas ciegas. La idea es promocionar la importancia del Bastón Blanco de Seguridad para que quienes viven con discapacidad visual puedan tener una vida autónoma en todos los escenarios de la vida social.
Sin embargo, tanto o más importante que el propio bastón es entender que el compromiso con la sociedad debe ser basado en nuestras capacidades y no en nuestras limitaciones. Así lo explica Francina Hungría, presidente de la Fundación y motivadora de iniciativas que promueven la inclusión social de todas las personas en la República Dominicana.
Son evidentes las debilidades de las infraestructuras, calles y sobre todo del pensamiento sobre la diversidad. “Quienes vivimos con discapacidad tenemos la misma necesidad que los demás de salir a trabajar, estudiar y todo lo que implique la vida social”, indica Hungría.
Agrega que: “Herramientas como el bastón y las tecnologías adaptativas permiten que quienes vivimos con una discapacidad construyamos puentes de inclusión ante cualquier barrera que encontremos en nuestro camino”
Manifiesta que el bastón blanco ha venido a ser un aliado estratégico para sus usuarios. Desde que una persona invidente cuenta con este dispositivo confía más en sus capacidades a la hora de viajar, asistir al empleo o realizar cualquier gestión que necesite.
El maestro itinerante con discapacidad visual, Jorge Luis Almonte, quien se dedica a recorrer 14 provincias de la región norte, enseñando a estudiantes con discapacidad visual sobre técnicas de orientación y movilidad, dijo que: “Los niños no videntes son mucho más vulnerables que un adulto”.
Señaló también que: “El bastón lo que hace es equiparar al niño ciego, dándole información táctil sobre desniveles, escaleras, puertas y así pueden evitar choques y accidentes”.
El maestro Almonte describe la sensación de un niño ciego sin bastón, haciéndonos imaginar una gran humareda que nubla por completo nuestra visión y que a la vez nos quita información sobre nuestro entorno, haciéndonos permanecer inmóviles. En fin, no concibe un niño sin esta herramienta en una escuela pública o privada, o cualquier punto de la ciudad.
De modo que esta herramienta supone un apoyo indispensable para acceder a una educación de calidad y en igualdad de condiciones, de acuerdo a lo establecido en la Convención de los derechos Humanos de las personas con discapacidad.
Desde que en 2012 Francina Hungría perdiera la visión en un hecho violento, la ingeniera asumió el desafío de proporcionar oportunidades de inclusión a personas ciegas. Por eso, a través de su fundación ha entregado casi 4,000 bastones a personas ciegas de todas partes del país.
De acuerdo a su memoria institucional 2018, desde que Fundación Francina impulsa las Jornadas de Entrega de Bastones las personas con discapacidad no precisan de inscribirse en listas de espera o comprar sus bastones por internet.
De igual modo, su trabajo le ha permitido suplir esta herramienta a otras instituciones sin fines de lucro que trabajan para el bienestar y la inclusión social de las personas con discapacidad visual en la República Dominicana.
“Un bastón para una persona ciega, son sus ojos”, dice Kelvin Núñez, abogado especialista en derechos humanos y usuario de este dispositivo de autonomía.
Y agrega: “En el artículo 39 de la Constitución se hace referencia al derecho a la igualdad, para que los niños y todos podamos acceder de manera igualitaria a disfrutar del entorno que nos rodea. También el inciso 13, dice que el Estado buscará la manera para facilitar esa igualdad”. Indica que la niñez es la mejor etapa para que un no vidente se pueda familiarizar con su bastón y con su entorno.
Según contó la ingeniera Hungría a este medio, la meta de la institución a través de la campaña Vistazo Solidario es lograr que 500 niños y niñas con ceguera puedan volver a clases con un bastón que les permita disfrutar la libertad de ser autónomos y de aprovechar al máximo todas las experiencias que se acumulan durante la época escolar.
“Tú no imaginas lo feliz que se siente una persona ciega cuando puede desplazarse por sus propios medios. Eso es lo que queremos conseguir, y la razón por la que nos gustaría contar con la colaboración de toda la ciudadanía”, agregó.
Las personas con discapacidad visual dan mucha importancia a las estadísticas de muertes por accidentes. En lo que va de año, de acuerdo a las cifras de la Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre, 996 personas han fallecido en siniestros viales.
Estos números superan las muertes por homicidios. De ahí que, las campañas impulsadas por la Fundación Francina, no se limiten a la entrega de bastones; promueven además la educación para reducir la violencia vial.
De acuerdo al Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010, el 12.3% de los dominicanos tiene algún tipo de discapacidad. De estos, el ocho por ciento tiene entre cero y 15 años y más del 60% supera esta edad, lo que significa que cualquier barrera física o social afecta a cientos de miles de niños y jóvenes con alguna condición física o sensorial.
“Campañas como la que está impulsando la Fundación Francina aportan a que haya más conciencia ciudadana sobre cómo nos desplazamos quienes vivimos con discapacidad”, manifestó José Beltrán, comunicador estratégico y usuario de bastón. Agregó que: “En la medida que las personas se suman a esfuerzos por la inclusión de toda la ciudadanía, se generan oportunidades para todo el mundo, tengan o no alguna discapacidad”.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el caribe (CEPAL) para el próximo año la inseguridad vial será la tercera causa de muerte y discapacidad en la región. Y tal como indica el Banco de desarrollo de América Latina, el 65% de los decesos en accidentes viales corresponde a sectores vulnerables, siendo la primera causa de muertes en niños entre cinco y 14 años y la segunda en adolescentes y jóvenes.
Francina Hungría señala que cuando se impulsan acciones que motorizan el acceso universal, también se reducen las cifras de mortalidad: “Las barreras afectan a personas con y sin discapacidad, por lo que las soluciones también benefician a toda la población”, agrega.
Puentes de inclusión para eliminar barreras
La falta de rotulación, letreros y señales impiden a las personas desplazarse con niveles de seguridad y confianza. En el caso de quienes tienen discapacidad visual, el ruido en las calles, los hoyos abiertos de alcantarillas y los cables bajantes de postes de luz suponen barreras físicas que ponen en riesgo su desenvolvimiento autónomo.
Katherine Flete, usuaria de bastón blanco y abogada especialista en administración pública, señala que sus principales dificultades no vienen de la ceguera sino de los obstáculos que debe superar cada vez que va al trabajo o a cualquier parte del país:
“Si tú no tienes barreras de accesibilidad la discapacidad desaparece. Así que cuando las calles y el transporte público sean completamente inclusivos, ya no habrá por qué pensar que no ver es una condición de discapacidad”, agrega Flete, que asegura nunca le ha hecho falta la visión para lograr todo lo que se ha propuesto en la vida.
Flete manifestó también que sabe que el país ha avanzado mucho en materia de inclusión, pero que es preciso entender que la discapacidad existe solo en el entorno, no en la condición física. Kelvin Núñez y José Beltrán coincidieron con Katherine.
“Cuando se eliminan las barreras físicas y sociales del entorno, la discapacidad deja de tener sentido y, por tanto, quienes viven con alguna condición, dejan de considerarse parte de un sector vulnerable de la sociedad”, añadió Flete.
Por eso, el bastón para un niño o una un adulto con ceguera marca la distinción entre ser completamente incluido en la sociedad y vivir en la exclusión:
“La diferencia entre ir a todas partes con mi bastón y hacerlo sin él es el miedo. Con él en mi mano, no temo a nada. Sé que no caeré y que llegaré a todas las metas que me ponga”, explica Lía ante la idea de regresar a clases por sus propios medios.
Y agrega: “Cuando puedo ir a todas partes por mis propios medios, siento que nada es imposible, que solo necesito actitud, voluntad y un bastón para lograr todos mis sueños”.
La campaña Vistazo Solidario es una iniciativa con la que las personas pueden colaborar para reducir las barreras a las que se enfrentan en su día a día los niños y niñas con ceguera. Lía lo resume diciendo: “Gracias, es como si caminaras conmigo”.