Una auténtica y rica vida espiritual pedimos a la Virgen Inmaculada de Lourdes.

La respuesta a nuestra plegaria será el proseguir por el camino del bien y de la acogida para con los necesitados. Entre ellos sobresalen los enfermos. Cerca de cada uno de ellos está María Santísima en los bondadosos familiares, en los eficientes profesionales de la salud y en los voluntarios que les asisten y les hacen compañía.

Pero son tan pocos para tantos enfermos que requieren atenciones.

La celebración de la Virgen de Lourdes es un llamado a la humilde piedad católica y a la entrega con espíritu de sacrificio en favor de los disminuidos en su salud.

Esta peculiar devoción a María Santísima de Lourde,s basada en la oración y de la penitencia, produce el fruto de la esperanza, del consuelo, de fidelidad al Sucesor de San Pedro, de obediencia y respeto a los Pastores de la Iglesia, de fidelidad a la Doctrina tradicional Católica y a tener la prioridad de atención y auxilio a los más pobres.

Haremos el ofrecimiento a Dios de los sufrimientos de los enfermos y de sus familiares dedicados en Cuerpo y alma a su cuidado a toda hora.

¡Concedeles Señor, por los Sacramentos de tu Iglesia, salud de cuerpo, alma y espíritu en vistas al encuentro con tu presencia cara a cara y con nuestros seres queridos que ya gozan de la plenitud de la paz y la salvación en Cristo Jesús!.

Ahora les dirá el sacerdote:

«PER ISTAM SANCTAM UNCTIONEM ET SUAM PIISIMAM MISERICORDIAM ADIUVET TE DOMINUS GRATIA SPIRITUS SANCTI, UT A PECCATIS LIERATUM TE SALVET ATQUE PROPITIUS ALLEVET». (POR ESTA SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIA, TE AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO, PARA QUE LIBRE DE TUS PECADOS, TE CONCEDA LA SALVACIÓN Y TE CONFORTE EN TU ENFERMEDAD).

Agradezcamos la compañía del Señor y su Santa Iglesia en nuestro peregrinar hacia la Casa de Dios.