En respuesta a las recientes crisis de abuso sexual, el Obispo de Madison (Estados Unidos), Mons. Robert Morlino, dijo que la Iglesia debe renovar su convicción de identificar y rechazar el pecado, y admitir que la cultura homosexual entre algunos clérigos ha causado un gran daño en la Iglesia.
El obispo también llamó a los católicos a unírsele para ofrecer actos de reparación por los pecados de inmoralidad sexual entre los diáconos, sacerdotes y obispos católicos.
“Durante demasiado tiempo hemos disminuido la realidad del pecado -nos hemos negado a llamar pecado a un pecado- y hemos excusado el pecado en nombre de una noción equivocada de misericordia. En nuestros esfuerzos por abrirnos al mundo, nos hemos vuelto muy dispuestos a abandonar el Camino, la Verdad y la Vida. Para evitar ofendernos, nos ofrecemos a nosotros mismos y a los demás sutilezas y consuelo humano”, escribió Mons. Morlino en una carta pastoral publicada el 18 de agosto.
“No debe quedar espacio, no hay refugio para el pecado, ya sea dentro de nuestras propias vidas o dentro de las vidas de nuestras comunidades. Para ser un refugio para los pecadores (lo cual debemos ser), la Iglesia debe ser un lugar donde los pecadores puedan volverse a reconciliar. En esto hablo de todo pecado”, agregó.
Mons. Morlino dijo que se “enfermaba” al leer las historias de abuso sexual del informe publicado el 14 de agosto por el gran jurado de Pensilvania, así como por las acusaciones contra el excardenal Theodore McCarrick de agredir sexualmente a adolescentes y coaccionar a sacerdotes y seminaristas durante varias décadas.
Para muchas de estas personas, señaló, “estas no son historias, de hecho, son realidades” y por ello “les digo nuevamente que siento lo que han sufrido y lo que continúan sufriendo en su mente y en su corazón”.
“En las situaciones específicas que vemos, estamos hablando de actos sexuales desviados, casi exclusivamente homosexuales, por parte de los clérigos. También estamos hablando de proposiciones homosexuales y abusos contra seminaristas y sacerdotes jóvenes por parte de poderosos sacerdotes, obispos y cardenales. Estamos hablando de actos y acciones que no solo violan las promesas sagradas hechas por algunos, en resumen, el sacrilegio, sino que también violan la ley moral natural para todos. Llamarlo de otra manera sería engañoso y solo ignoraría más el problema”, dijo tajante.
“Ha habido un gran esfuerzo por mantener separados los actos que caen bajo la categoría de los ahora culturalmente aceptados actos de homosexualidad, de los públicamente deplorables actos de pedofilia. Es decir, hasta hace poco los problemas de la Iglesia han sido pintados puramente como problemas de pedofilia, a pesar de la clara evidencia de lo contrario”, agregó.
En ese sentido, pidió honestidad para reconocer que los problemas son ambos y que no se debe “caer en la trampa de analizar los problemas de acuerdo con lo que la sociedad pueda considerar aceptable o inaceptable”.
Porque de esta manera se “está ignorando el hecho de que la Iglesia nunca ha considerado alguno de ellos aceptable. Ni el abuso de niños, ni el uso de la sexualidad fuera de la relación matrimonial, ni el pecado de sodomía, ni que los clérigos tengan relaciones sexuales íntimas, ni el abuso y la coacción por parte de personas con autoridad”, escribió.
Mons. Morlino dijo que McCarrick era culpable de abusar del poder “por el bien de la gratificación homosexual”.
“Es hora de admitir que hay una subcultura homosexual dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica que está causando una gran devastación en la viña del Señor. La enseñanza de la Iglesia es clara en cuanto a que la inclinación homosexual no es pecaminosa en sí misma, pero es intrínsecamente desordenada en la manera que hace que un hombre aquejado por ella sea incapaz de ser sacerdote”, añadió.
Mona. Morlino escribió a los seminaristas de su diócesis que deberían notificar inmediatamente sobre cualquier abuso sexual, coerción o inmoralidad sexual que pudieran experimentar o presenciar en sus seminarios.
“Lo abordaré rápida y vigorosamente. No toleraré esto en mi diócesis ni en ningún otro lugar donde envíe hombres para la formación”, escribió, y agregó que espera que los seminarios aborden la inmoralidad sexual directamente.
Para los sacerdotes de Madison, el Obispo pidió que cada uno “viva su sacerdocio como un sacerdote santo, trabajador puro y feliz, como Cristo mismo lo está llamando a hacer”.
“Y, por extensión, vive una vida casta y célibe para que puedas entregar tu vida por completo a Cristo, a la Iglesia y a las personas a quienes Él te ha llamado para que sirvas. Dios te dará las gracias para hacerlo”, añadió.
Mons. Morlino también pidió a los laicos presentar cualquier indicio de abuso sexual o inmoralidad clerical que pudieran conocer. Prometió responsabilizar a los sacerdotes y seminaristas de las normas de conducta habituales y exigir reformas en la Iglesia.
El Obispo pidió a los laicos católicos “ayudar a mantenernos responsables ante las autoridades civiles, los fieles y ante Dios Todopoderoso, no solo para proteger a los niños y los jóvenes de los depredadores sexuales en la Iglesia, sino a nuestros seminaristas, estudiantes universitarios y todos los fieles también. Prometo poner a cualquier víctima y sus sufrimientos antes que la reputación personal y profesional de un sacerdote, o de cualquier empleado de la Iglesia, culpable de abuso”, acotó.
Mons. Morlino concluyó su carta con un llamado a la santidad y la oración.
“Más que cualquier otra cosa, nosotros como Iglesia debemos cesar nuestra aceptación del pecado y el mal. Debemos arrojar el pecado de nuestras propias vidas y correr hacia la santidad. Debemos negarnos a permanecer callados ante el pecado y el mal en nuestras familias y comunidades, y debemos exigir de nuestros pastores, incluido yo mismo, que se esfuercen día tras día por la santidad. Debemos hacer esto siempre con amor y respeto por las personas, pero con una comprensión clara de que el amor verdadero nunca puede existir sin la verdad”.
“Les pido a todos que se unan a mí y a todo el clero de la Diócesis de Madison para hacer actos públicos y privados de reparación al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María por todos los pecados de depravación sexual cometidos por miembros del clero y el episcopado”, escribió.
Asimismo, anunció que ofrecerá una Misa pública de reparación en la diócesis y que el 19, 21 y 22 de septiembre ayunaría en “reparación por los pecados y atropellos” cometidos, e invitó a los fieles a hacer lo mismo.
“Algunos pecados, como algunos demonios, solo pueden ser expulsados mediante la oración y el ayuno”, agregó.
Fuente: aciprensa.com