Por Mieses Michel*
Un caso de vulneración extrema de los derechos de las personas con enfermedad mental grave, conocido por las autoridades de salud de la pasada gestión de gobierno y sin que nada hicieran. Lo presentamos a las nuevas autoridades de salud con la esperanza de que se intervenga de inmediato.
En el Carril de Haina, en el patio de su casa, vive Joselito un joven de 24 años de edad, encerrado en una pequeña habitación con poca ventilación desde hace 6 años. Privado de libertad y en condiciones degradante a su dignidad, por el sólo hecho de padecer de una enfermedad mental.
A los 15 años de edad le sobrevino la enfermedad mental que padece, junto al uso frecuente de marihuana y otras drogas. La familia de inmediato buscó ayuda psiquiátrica, fue hospitalizado en la Unidad de Salud Mental del Hospital Juan Pablo Pina de San Cristóbal y en el antiguo Hospital Psiquiátrico. Fue egresado de ambas instituciones de salud tan pronto se controlaron los síntomas de la enfermedad. Sin orientación ni apoyo, la familia enfrentaba el desafío del comportamiento desorganizado que apareció al abandonar los medicamentos.
Agobiada la familia decidió encerrarlo.
El primero de agosto del 2018 hicimos una visita a la familia cuando fuimos enterados del caso y de inmediato lo notificamos a la Dirección Provincial de San Cristóbal y a la Dirección Regional de Peravia, sin que obtuviéramos respuesta satisfactoria.
El 22 de Octubre del 2018 acompañamos a la madre a la Dirección Regional de Salud de San Cristóbal para entregarle a la directora regional una comunicación firmada por un grupo de vecinos donde se le solicitaba la intervención de Salud Pública a favor de Joselito y su familia.
Estas firmas se consiguieron tras intervenciones de psicoeducación en la comunidad, las cuales se realizaron con el objetivo de convencer a los vecinos de que había tratamiento para Joselito y que ese no era su modo natural de vivir. La dirección regional de salud dio la callada por respuesta a la comunicación de los vecinos. Este hecho confirmó aún más la creencia de los familiares y vecinos de que no había nada que hacer a beneficio de Joselito.
Un año después, en agosto del 2019, organizamos una intervención para liberar a Joselito de ese encierro y darle la atención sanitaria requerida.
Conformamos un equipo con dos médicos residentes de psiquiatría, una enfermera – miembro fundadora de FUNDAPEM, y quien suscribe. Gracias a los médicos residentes de psiquiatría se hospitalizó a Joselito en la Unidad de Salud Mental del Hospital Moscoso Puello. Fue dado de alta a los pocos días y el joven retornó a su situación anterior. El Sistema de Salud no cuenta con un servicio apropiado para él. Joselito necesita ser integrado en un programa de comunidad terapéutica de tipo residencial de larga estadía.
Llegamos a la comunidad del Carril, la tarde del miércoles del 26 de Junio, reunimos a los familiares y realizamos una breve sesión de psicoeducación donde se les informó sobre los derechos de las personas con enfermedad mental y sobre la obligación de solicitar atención.
La participación de los médicos residentes de psiquiatría facilitó la coordinación para la hospitalización del joven. Al día siguiente ya estaba recibiendo las atenciones psiquiátricas en la Unidad de Salud Mental del Hospital Moscoso Puello. Sus manos atendidas por el servicio de cirugía del mismo hospital. Con sus manos sanas y con síntomas psiquiátricos controlados fue egresado.
Fracaso del sistema de salud
El joven requiere de una segunda etapa de tratamiento. Participar en un programa de atención a las adicciones en comunidad terapéutica de régimen cerrado por algunos meses. Esto último no es posible porque el Sistema de Salud no lo ofrece.
pertinente y con premura.
*Presidente FUNDAPEM