La fama recibe el nombre de la gran impostora de doble cara. Hoy te aclaman y mañana estás sin nada. Bien lo supo Jesús. El infortunio y la muerte nos hacen a todos iguales. Nos asociamos en la Santa Misa al Misterio Pascual de Nuestro Señor Jesucristo, nacido de María, la Virgen en su dolorosa Pasión, en su cuenta Muerte de Cruz, en su gloriosa Resurrección y admirable Ascención al Cielo para afrontar, por los Sacramentos del Envío del Espíritu a su Iglesia Católica, los momentos de oscuridad y miedo que experimentaron también los Apóstoles, los mismos por los que tu y yo pasamos. Caminemos en esperanza. Desechemos la negatividad. Dediquémonos en cuerpo y alma al servicio de los necesitados envueltos en tantas calamidades.