Con la familia orar siempre, sin desfallecer, por mediación de María al Fruto Virginal de su vientre Jesús, presente en su Templo Santo.

Compromiso de todos los que comparten la misma sangre y afecto.

La Iglesia, viuda pobre, necesita que auxiliemos a los que no tienen familia y a quienes tienen familias rotas por el dinero, por la ausencia en los momentos pivotales en la vida de cada uno, por la falta de un sano cariño y apoyo mutuo.

Dios es justo para quiénes claman noche y día.

Viene el Hijo del Hombre en cada Eucaristía para que entablemos nuevas y sanas relaciones Interpersonales. Hemos de trabajar en ello para no perder la Fe en la Iglesia, en los demás y en el propósito de vida que tenemos.