Desparramar el Corazón a Jesús Eucaristía, nuestra adoración.
Dejemos la Idolatría a las cosas pasajeras y a las personas.
Amor de hijos a nuestra Madre María, siempre Virgen e imitación en el deber del trabajo y el cuidado a la familia como lo hizo San José.
Vendrá el Señor al final de los tiempos con todos sus Ángeles y Santos.
A su espera de manera incesante los veneramos, buscamos conocer su vida y estar en Comunicación por la Eucaristía con ellos porque deseamos como familia de Dios estar en su compañía.
Bendita la familia que en las imágenes, los cuadros y los objetos sagrados busca la compañía de los hijos de la Iglesia Celestial, la Iglesia Triunfante, tal la enseñanza universal del Dasmaceno y así decir todos a una voz con la Esposa de Cristo: ¡Ven Señor!