El Papa Polaco, hombre de confesión diaria y de Comunión Sacramental como religión, tuvo que abandonar sus estudios al los nazis cerrar su universidad. Picó piedras y fue peón de fábrica. Supo de dificultades desde su infancia.

Campeón de ajedrez, amante de todas las artes, gran atleta, se opuso a toda forma de violencia.

Ceñido como sacerdote a su profundo amor a la Fe Católica y a la Virgen María, poseía el carisma de pastor que le llevó muchas veces a todos los rincones de la tierra.

Maestro de Doctrina Cristiana, Liturgía y de ayuda a los pobres, combatió el comunismo inhumano y el capitalismo salvaje.

Difundamos el legado del tercer Papa llamado El Grande.