Otra de los grandes santos del Adviento. Virgen prudente y valiente.

Llegó el Esposo a buscarle cuando sus torturadores le arrancaron despiadadamente sus órganos del sentido de la vista, pero su mirada estaba puesta en los bienes del Cielo. No quería nada más. Se negó a sí misma: no fue como las vírgenes necias.

Se aproximan días en que el común de la gente hace mucho derroche, pierde el tiempo precioso de vida en tantas actividades superficiales en lugar de estar con su familia y dedicarse juntos a hacer las obras de caridad que abren para todos las puertas de la vida eterna.

Mejor gasta tus recursos y tu tiempo para donar con los tuyos a instituciones de auxilio a los niños, enfermos, discapacitados, ancianos, administradas por vírgenes prudentes para ayudar a los que están en gran precariedad.

Ejemplo de ello son las dominicas, las sanchinas, las misioneras de la Madre Teresa de Calcuta, las vicentinas, las franciscanas, y varias más.

¡Danos Señor muchas vocaciones a la vida consagrada femenina que dan sus vidas por aquellos que son el octavo sacramento: Cristo Pobre y Enfermo!