Los ángeles son servidores de Jesucristo. Ser servidor en la Iglesia Católica es renunciar a todas las aspiraciones personales. Así como describe Jesucristo a los ángeles que cuidan a los pequeños, de la misma manera cada hijo de Dios, cada familia, cada Comunidad Eucarística, toda sociedad justa, en especial los pobres, tienen su ángel de la guarda. Aunque el miedo te quiera arropar, recurre a los santos ángeles. Ellos nos escoltarán al cielo si llevamos una vida justa. Vamos a hacer esta oración: Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, que escuchas mis oraciones y cuentas todos mis pasos. Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje, y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios que me lo envía. En presencia de los ángeles, suba al cielo nuestro canto:
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Amén.