Perennes las personas que nos han amado.

Al finalizar el mes de la familia recordemos a quienes nos dieron la vida y nos consintieron con su presencia, sus cuidados y tantos bienes.

Pedirles perdón, en especial si ya no están, es nuestro deber. No supimos comprender ni entender que todos somos humanos tan limitados, condicionados y que cometemos grandes errores.

Pero muchos de ellos fueron superhéroes a la hora de nuestra necesidad extrema y cotidiana. Si algunos de nuestros familiares nos parecen perfectos y que no supimos corresponderles, a la par del remordimiento de no haberles dedicado el tiempo y suplir todas las necesidades que tuvieron, en especial mitigar su soledad y complacerlas en lo que les daba felicidad.

Si estás leyendo esto te digo que no cambies a tus padres, a tu cónyuge, a tus hijos y familia por ninguna actividad, personas o compromiso que catalogas de imprescindible y que en realidad son escapes egoístas buscando satisfacción personal.

!Deja de usar la excusa del trabajo, porque estás mintiendo!. Eucaristía por la familia, la de la tierra y con la queremos reunirnos ya con ella en el Cielo.