EL MAGISTERIO CONCILIAR DEL PAPA SAN PABLO VI.

El Concilio Ecuménico Vaticano II abarcó la totalidad del pontificado de Juan XXIII hasta su muerte en junio del 63.

Desde su concepción hasta la primera sesión conciliar entre el 11 de octubre al 8 de diciembre de 1962 se destacan cuatro líneas de apertura dialogante corporativa:

Los interrogantes de la humanidad.

Las fuentes de la revelación.

La promoción de la unidad de los cristianos.

La universalización de la curia romana.

El conclave de los cardenales del 1963 elige al moderado y prudente Cardenal Montini, quien asume el Papado el 21 de junio con el nombre misionero de Pablo VI, sucesor número 262 de San Pedro y San Pablo anuncia su intención de Continuar, concluir y aplicar el Concilio Vaticano II seis días después de su elección.

Pablo VI recibe de su antecesor la noción de una Iglesia accesible y acogedora a partir del encuentro, el servicio, la apertura, la interioridad y la búsqueda del sentido de la existencia en Cristo. Iglesia que reconoce a otras culturas, a otras mentalidades, y a confiar en ellas, descartando cualquier actitud de confrontación apologética frente al mundo.

El 2 de julio recibe en audiencia oficial al primer presidente norteamericano católico John F. Kennedy y el 11 de septiembre al canciller alemán Adenauer, denotando el perfil del nuevo Papa.

1. Segundo Periodo Conciliar (29 de septiembre al 4 de diciembre de 1963).

El Concilio dura más de lo previsto por carecer de una agenda clara. La segunda sesión inicia con el discurso de apertura del Papa el 29 de septiembre del 1963 enfatizando el deseo de los cardenales que eligieron a Montini de alcanzar una mayor comprensión del misterio de la Iglesia Católica para su reforma:

1. El corazón de la misión de la Iglesia es el anuncio de Jesucristo.

2. El Concilio propiciará un clima de acogida a las Iglesias Orientales y Protestantes.

Pablo VI comunica a los padres conciliares que su papel sería: “orar, hablar, deliberar y actuar con ellos, sin ninguna voluntad de dominio, ni búsqueda de poder”, dando un giro a la temática que conducirá al Concilio en la tercera y cuarta sesión “hacia un Concilio centrado en el misterio de Cristo y su cuerpo, la Iglesia, y al mismo tiempo abierto al diálogo con el mundo”.

La petición de perdón a nombre de toda la Iglesia Católica del Papa si esta tenía culpa de las divisiones entre los cristianos y muestra su intención de fomentar las relaciones cordiales con los judíos, los musulmanes y las demás religiones fue uno de los signos más llamativos de este periodo.

La actuación del Papa de vigilancia, diálogo, y clarificación de los puntos fundamentales de la doctrina católica se caracterizó por la búsqueda del consenso entre los Padres Conciliares a la vez que actuó con mano firme. Su visión de restablecimiento de la unidad de los cristianos estuvo dirigida sobre todo a la Ortodoxia.

El 4 de diciembre de 1963 Pablo VI clausura la segunda sesión del Concilio con la promulgación de la Constitución Pastoral sobre la Sagrada Liturgia: Sacrosanctum Concilium, pero lamentablemente el Concilio no llega a resoluciones definitivas.

Desconcertado el Papa, para disipar dudas acerca de lo oportuno de la continuación del Concilio en la línea de su predecesor Juan XIII, acompañando de acciones significativas sus resoluciones, anuncia sus planes de peregrinar a Tierra Santa los días 4 al 6 de enero del siguiente año.

La peregrinación a Tierra Santa en la solemnidad de la Epifanía del Señor del 1964 sirve de reflexión y ofrecimiento a la labor apostólica del Papa, y punto de encuentro con el Patriarca de Constantinopla Atenágoras que redundará en el levantamiento de las excomuniones simultáneamente por parte de ambos obispos desde sus sedes respectivas por parte de ambos obispos que sus antecesores en el año 1054 profirieron el uno al otro.

El 29 de enero, ante la tensa situación de las dos Alemanias y los países comunistas, Pablo VI recibe al nuevo canciller alemán Ludwig Erhard, y envía el 21 de marzo por primera vez un observador permanente a las Naciones unidas con el objetivo de hacer presente a la Iglesia en cuestiones de política internacional. Sumado a esto, el 2 de abril crea la Comisión Pontificia De Comunicaciones Sociales, fruto del decreto conciliar Inter Mirifica. Se trata de un nuevo modo de ejercicio del Pontificado, en continuidad con la línea pastoral que siguió en la Arquidiócesis de Milán y las líneas generales de su Antecesor Roncalli:

El 9 de abril visita la cárcel de Roma Regina Coeli
El 19 de mayo crea la Secretaría para las Religiones no Cristianas, llamada luego Consejo Pontificio para el Dialogo Interreligioso.

El 27 de junio se establecen relaciones diplomáticas con la República de Túnez con miras a un acercamiento con el mundo musulmán.

El Papa traza una carta de ruta para la asamblea conciliar con la eclesiología de su primera encíclica del 6 de agosto Ecclesiam Suam que tiene su punto de apoyo en la Satis Cognitum de León XIII y la Mystici Corporis de Pio XII por su aspecto renovador de conjugar la estructura visible de la Iglesia con su dimensión mística, reflejo del mismo Cristo, el Señor de la Paz y sus actitudes de amor y obediencia en continuidad con sus predecesores.

El Papa viaja el 11 de agosto a Orvieto, provincia italiana de Umbría con motivo de la celebración de los 700 años de la institución universal de la fiesta del Corpus Christi por parte del Papa Urbano IV con la bula pontificia Transiturus.

Con motivo de los 25 años del inicio de la segunda guerra mundial, el 26 de agosto envía un mensaje de paz contra los nacionalismos, el arribismo político, el tráfico de armas y las grandes desigualdades económicas a lo interno de los países y entre las naciones de los distintos hemisferios.

El 6 de septiembre realiza un mensaje radiofónico internacional a la renaciente Alemania, en especial a los católicos reunidos en la LXXX Asamblea de la Fe.

1. Tercer Periodo Conciliar (14 de septiembre al 21 de noviembre de 1964).

A la luz de la Ecclesiam suam, en cuyo trasfondo se encuentran las huellas que dejó en el Pontífice el histórico encuentro con el Patriarca de Constantinopla Atenágoras, se inicia el 14 de septiembre del 1964 la tercera sesión conciliar centralizando toda su reflexión en el tema de la Iglesia y su misión.
Los acuerdos diplomáticos firmados el 15 de septiembre permiten en Hungría el nombramiento y ejercicio de Episcopado Católico y el Papa realiza un nuevo gesto al proclamar a San Benito como patrón de Europa el 24 de octubre con motivo de la reconstrucción y bendición de la abadía de Monte Cassino, gracias a las donaciones para este fin de las naciones vencidas en el conflicto armando. El Papa declara de esta manera la forma en que se hacía callar el eco de la guerra y proclamar a la paz como soberana.
Durante los trabajos conciliares, Pablo VI introduce en el esquema De Ecclesia una nota explicativa que recuerda la primacía papal en la corresponsabilidad del colegio episcopal en el pastoreo de la Iglesia Universal, complementando la definición sobre la infabilidad papal del Concilio Vaticano I.
El culmen de la tercera sesión de la Iglesia reunida en Concilio fue la clarificación de la teología del Colegio episcopal y el tema de la unidad de los cristianos, aunque quedaban pendientes los temas de las fuentes de la Revelación, el apostolado laico y los seminarios, renovación de la vida de la Iglesia que no podía obviar su misión ad-extra, el diálogo con el mundo, la libertad religiosa y las religiones no cristianas, particularmente el tema de los judíos, y el profundo interés por el «Schema XIII» compuesto de puntos álgidos como el ateísmo, el matrimonio y la guerra.

Gracias a la firme actuación de Pablo VI en la tercera sesión conciliar durante la “Semana del 64” fue posible la promulgación el 21 de Noviembre de tres documentos:

La Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium (LG),
Los decretos sobre el ecumenismo Unitatis Renditegratio (UR) y
Las Iglesias Orientales Católicas Orientalium Ecclesiarum (OE).

Al finalizar dicha sesión el 21 de noviembre del 1964, día de la presentación de la Virgen María, en vistas a salvaguardar el diálogo ecuménico, el Papa proclama a María, Madre de la Iglesia, balancea del papel mediador y corredentor de la Virgen Madre y su lugar en la misión de la Iglesia para con la humanidad.

Padre Manuel Antonio García Salcedo, PhD.
Arquidiócesis de Santo Domingo.

*Tesis Doctoral:
«El Diálogo Pneumatológico del Magisterio del Papa San Pablo VI a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II».

Extracto 13.
En preparación: investigación postgrado doctoral.