Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez.

El Papa Francisco invitó a los fieles, durante el rezo del Ángelus de este domingo 29 de agosto, a acusarse a uno mismo como ejercicio para emprender un camino de santidad.

Durante su reflexión previa al rezo del Ángelus, el Papa señaló que “con frecuencia pensamos que el mal proviene principalmente del exterior: del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de nosotros, de la sociedad”.

“¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa! Siempre es culpa de los “otros”: de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte. Parece que los problemas vienen siempre de afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es una pérdida de tiempo”, advirtió.

Por el contrario, animó a pedir al Señor “que nos libere de culpar a los demás”. “Pidamos en la oración la gracia de no perder el tiempo contaminando el mundo de lamentos, porque eso no es cristiano. Jesús nos invita con frecuencia a mirar la vida y el mundo a partir de nuestro corazón”.

En ese sentido explicó que “si miramos dentro, encontraremos casi todo lo que detestamos de fuera. Y si, con sinceridad, pedimos al Señor que nos purifique el corazón, entonces sí que comenzaremos a hacer del mundo un lugar más limpio. Porque hay un modo infalible de vencer al mal: iniciar a derrotarlo dentro de uno mismo”.

“Los primeros Padres de la Iglesia, los monjes, cuando se preguntaban a sí mismos: ‘¿Cuál es el camino de la santidad? ¿Por dónde debo comenzar? El primer paso, decían, era acusarse a uno mismo: acúsate a ti mismo. La acusación de nosotros mismos”.

“¿Cuántos de nosotros, a lo largo del día, en un momento de la jornada, o en un momento de la semana, son capaces de acusarse a sí mismos en su interior? ‘Sí, este me ha hecho esto, aquel lo otro, ese una barbaridad…’. Pero, ¿yo? Yo hago lo mismo, yo hago así… Y es una sabiduría: aprender a acusarse uno mismo. Probad a hacerlo, os hará bien. A mí me hace bien cuando trato de hacerlo”, reconoció el Papa Francisco.

Fuente: https://www.aciprensa.com