Lo irrenunciable de la fe cristiana, su necesaria purificación y los peligros a prevenir con las nuevas religiosidades
Por el P. Manuel Antonio García Salcedo (1 junio del 2012)
Irrenunciable para favorecer la convivencia es el destacar que: En algunos casos, el factor que llama la atención de los no creyentes es precisamente la espiritualidad.
Aquí encontrarnos el puente para entablar el diálogo y el gran aporte de las nuevas religiosidades con la fe cristiana, tal como fue la filosofía, las artes, la ciencia y la tecnología, sin descartar, sino sumar todo lo anterior ahora a la espiritualidad como medio de evangelizar la de las nuevas religiosidades. Si pienso y me preocupan la desinformación y casi nula formación de los católicos en estas aéreas y más aun si se trata de sectores fundamentalistas que permean todo esto y lo revisten de sus mismas nociones no comunionales, tal como han hecho con el Vaticano II, que lo presentan solo como un revestimiento de sus mismos principios, algunos tridentinos o Vaticano I solamente, y en el fondo es una profunda practica preconciliar anclada en los años 50 de la posguerra de un cargado tono apologista.
En ciertos sectores creyentes, cansados de la rutina de las formas más tradicionales. Esta frase y muchas otras encuentran un balance con la situacion que también se plantea como tendencia al otro extremo cuando acabemos acogiendo con tanta simpatía lo foráneo que releguemos al olvido los valores profundos, auténticos e innovadores presentes en nuestra propia tradición.
Asistimos a un verdadero renacimiento espiritual que puede ayudar a renovar el pensamiento teológico, las estrategias pastorales y sobre todo la mistagogía.
La fe cristiana puede colaborar en la estructuración de las nuevas formas de espiritualidad para que la experiencia no se desvanezca con el paso del tiempo o esté siempre sometida a los caprichos de la subjetividad.
Ya no dialéctica sino diálogo. No enemigos sino semejantes.
También en la fe cristiana existe la superficialidad.
Nunca se debe olvidar que las nuevas religiosidades de trasfondo gnóstico pueden traer consigo el espiritualismo desencarnado acaba siendo negligente en su compromiso con los demás, con la solidaridad y la justicia.
También conviene denunciar una mercantilización de la espiritualidad.
Es posible que nos encontremos ante la emergencia de una nueva religión imperial que legitime las injusticias de un sistema económico amparado en el desarrollo tecnológico y en el culto al ego.
La iglesia nunca puede renunciar a su fe y enseñanza en
- Dios personal
- Creación
- Gracia
- Revelación
- Salvación
- Resurrección
Se necesita presentar por parte de la Iglesia una Nueva mística, con nuevo lenguaje, y con nueva acogida.
Me ha encantado este párrafo: La Europa del siglo XXI recuerda la Grecia convencida de su superioridad cultural e incapaz de tomarse en serio las creencias religiosas de aquel charlatán judío que no estaba a la altura de los epicúreos ni de los estoicos.
Fruto del diálogo como encuentro es abandonar la demonización de los no creyentes y la caricaturización de la fe como signo de atraso cultural.