Por Nicolás de Cárdenas
El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, advierte sobre los desafíos que enfrenta el Sínodo de la Sinodalidad, una iniciativa que, reconoce “ha revuelto las aguas de la Iglesia”, pero que no puede “inventar” la misión de la Iglesia Católica.
En su carta semanal, que concluye citando las palabras de San Pablo a los Hebreos (“Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre; no os dejéis arrastrar por doctrinas extrañas”), el Obispo de Córdoba desentraña algunos de los desafíos del proceso sinodal.
En primer lugar, Mons. Fernández reconoce que “la Iglesia, por su propia naturaleza es sinodal, es comunión, es asamblea” y por eso somos convocados a profetizar.
Sin embargo, aclara: “Es el Espíritu Santo el que habla en nosotros. Y aquí puede venir el equívoco, porque no falta gente que confunde el Espíritu Santo con sus propios pájaros en la cabeza”.
Necesidad del discernimiento
El Obispo de Córdoba advierte que, si bien hay lugares donde en la primera fase del sínodo se han rechazado “propuestas erráticas”, en otros, algunas de ellas “propuestas por una mínima minoría, han sido inmediatamente incluidas en los documentos conclusivos, faltando al más elemental de los discernimientos”.
Por eso, el Prelado llama a realizar un ejercicio de discernimiento para “examinar los espíritus para ver si vienen de Dios o vienen del maligno”.
Este discernimiento se tiene que realizar bajo el criterio de la Palabra de Dios, a juicio del Obispo de Córdoba. En este sentido, subraya: “Si toda esta movida nos entretiene en palabras y palabras, en reuniones y en grupos, en encuentros a todos los niveles, con gasto de tiempo y energías, y no nos convertimos, eso no viene de Dios”.
En segundo lugar, el Obispo de Córdoba llama a fijar la atención en la “Tradición, con mayúscula” o, lo que es lo mismo, “mirar lo que en todas partes y siempre ha vivido la Iglesia a lo largo de los siglos”.
En este sentido, Mons. Fernández subraya: “La Iglesia y la misión que Cristo le ha encomendado no la vamos a inventar nosotros ahora”.
El Prelado añade que la Tradición se inserta en el Magisterio de la Iglesia, del Papa y de los obispos con él y que “salirse de ese surco es errático, es condenarse a la esterilidad. No puede ahora el Espíritu Santo venir a decirnos algo contrario a lo que ha dicho en ocasiones anteriores”.
En concreto, el Obispo de Córdoba señala que “no tiene ningún sentido contradecir ahora” la doctrina referida a la ordenación sacerdotal solo de varones, el celibato sacerdotal, la bendición de uniones del mismo sexo, el aborto o el respeto a la vida humana hasta la muerte natural.
La Iglesia no es un parlamento
El Prelado enfatiza que el proceso sinodal no puede equipararse a la forma en que los gobiernos seculares redactan, debaten y aprueban sus normas: “Los sínodos y asambleas no están para contradecir lo que el Espíritu dice a su Iglesia, como si la Iglesia fuera un parlamento civil, que cambia las leyes a demanda de los votantes”.
Tal es así, que el Obispo de Córdoba sostiene que al Sínodo de la Sinodalidad se le ha de aplicar la advertencia sobre el peligro de cisma que se le ha realizado a la Iglesia en Alemania.
“Lo que está sucediendo en el Sínodo de la Iglesia en Alemania y que la Santa Sede ha advertido que ‘no tiene el poder de obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y la moral’ debe aplicarse a toda la Iglesia”, señala.
“Sínodos y asambleas. Que Dios nos asista en estos momentos de turbulencias en la sociedad y también en la Iglesia”, añade el Prelado.
Polémica en el Sínodo
Una de las polémicas que ha acompañado el proceso del Sínodo de la Sinodalidad tuvo lugar en España, donde las Archidiócesis de Barcelona y Zaragoza incluyeron entre sus propuestas abolir el celibato sacerdotal y que las mujeres accedan al sacerdocio.
En la síntesis final de la fase diocesana del Sínodo de la Sinodalidad, clausurada el 11 de junio por la Conferencia Episcopal Española, se incluye que “aunque se trata de cuestiones suscitadas solo en algunas diócesis y, en ellas, por un número reducido de grupos o personas, vemos conveniente incorporar a esta síntesis, por su relevancia en el imprescindible diálogo eclesial y con nuestros conciudadanos, la petición que formulan acerca de la necesidad de discernir con mayor profundidad la cuestión relativa al celibato opcional en el caso de los presbíteros y a la ordenación de casados; en menor medida, ha surgido igualmente el tema de la ordenación de las mujeres”.
La síntesis emitida por la Conferencia Episcopal Española irá a Roma para incluirse en los trabajos previos del Sínodo de la Sinodalidad.
¿Qué es el Sínodo de la Sinodalidad?
El Sínodo de los Obispos que tendrá como tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, se realizará en octubre de 2023 en el Vaticano.
Al inaugurar los trabajos del Sínodo de la Sinodalidad, el 10 de octubre de 2021, el Papa Francisco indicó que “el sínodo es un camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesial, que se realiza en la adoración, en la oración, en contacto con la Palabra de Dios”.
La preparación para el Sínodo tiene tres etapas: A nivel diocesano, a nivel continental y de la “Iglesia Universal”.
Esta última etapa tendrá lugar cuando la secretaría general del Sínodo envíe a los participantes de la Asamblea sinodal, que se reunirá en el Vaticano en octubre de 2023, el texto del segundo Instrumentum Laboris, o documento de trabajo del Sínodo.
Este segundo instrumento de trabajo será con el que debatirán los Padres Sinodales en la Asamblea sinodal en octubre de 2023.
Al concluir sus debates, los Padres Sinodales presentarán un Documento Final al Papa Francisco.
El Santo Padre finalmente podría publicar una Exhortación Apostólica Postsinodal, que no necesariamente debe coincidir con el Documento Final de los Padres Sinodales.
Fuente: aciprensa.com