Mayo, mes de nuestra Santa Madre Maríapor mdc |
Las formas en que nuestra Madre María es honrada en mayo son tan variadas como las personas que la honran.
La idea de un mes dedicado específicamente a María se remonta a los tiempos barrocos – siglo XVII (diecisiete)-. A pesar de que no siempre se llevó a cabo en mayo, el mes de María incluía treinta ejercicios espirituales diarios en honor a la Madre de Dios.
Fue en esta época que el mes de mayo y de María se combinaron, haciendo que esta celebración cuente con devociones especiales organizadas cada día durante todo el mes. Esta costumbre se extendió sobre todo durante el siglo XIX (diecinueve) y se practica hasta hoy.
Las formas en que María es honrada en mayo son tan variadas como las personas que la honran.
Es común que las parroquias tengan en mayo un rezo diario del Rosario y muchas erijan un altar especial con una estatua o imagen de María. Además, se trata de una larga tradición el coronar su estatua, una costumbre conocida como Coronación de Mayo.
A menudo, la corona está hecha de hermosas flores que representan la belleza y la virtud de María, y también es un recordatorio a los fieles para esforzarse en imitar sus virtudes. Esta coronación es en algunas áreas una gran celebración, y por lo general, se lleva a cabo fuera de la Misa.
¿Qué se acostumbra hacer en el mes de mayo?
- Recordar las apariciones de la Virgen. En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.
- Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son:
- Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
- Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
- Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
- Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
- Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres. María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.
- Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María. María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.
- Vivir una devoción real y verdadera a María.
Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
- Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.
- Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
- Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
- Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
- Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.
La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Caeli, la Consagración a María y el Rosario.