La supuesta sobredosis de Demi Lovato reabre el debate sobre la crisis de los opiáceos en Estados Unidos. Philip Seymour Hoffman, Cory Monteith o Nicole Richie han sido algunas de sus víctimas.
El Club de los 27 fue ungido en heroína. Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison fueron un escuadrón que batalló contra la droga que, de una manera u otra, terminó por silenciarles. Muchos otros artistas se han unido a ese viaje prematuro que acaba con el genio y el ingenio. Pero esta epidemia mortal que acecha a Estados Unidos no sabe de edades, fama o profesiones. Se trata de una crisis que ningún Gobierno ha sabido detener. En 2016, el último año del que se tienen cifras, casi un millón de estadounidenses consumieron heroína al menos una vez, una cifra que no ha dejado de crecer desde 2007, según datos de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud. Cada vez que el debate sobre cómo frenar el consumo del opioide se adormece, un famoso estremece los tabloides y las conciencias para revivirlo. La reciente sobredosis de la cantante, actriz y exniña prodigio de Disney Channel Demi Lovato ha sido responsable de reabrir la discusión.
La exchica Disney, que cumplirá 26 años el próximo 20 de agosto, fue hospitalizada el pasado 24 de julio después de sufrir una aparente sobredosis que en un principio se atribuyó a la heroína. Esta hipótesis ya ha sido desmentida a CNN por una fuente cercana a la artista, pero la semana que lleva ingresada la artista ha logrado unificar los mensajes de personajes conocidos que envían su apoyo y fuerza a quienes sufren de adicción a las drogas.
La muerte del actor Philip Seymour Hoffman en 2014 fue uno de los casos recientes más sonados respecto al consumo de heroína. La última imagen de la estrella de Hollywood, con una aguja insertada en el brazo, abrió un debate a nivel global. Particularmente en Estados Unidos la epidemia de opioides comenzó en la década de 1990, cuando los médicos comenzaron a recetar opiáceos legales sin control médico para aliviar el dolor. Luego el Gobierno federal puso restricciones al acceso a estas sustancias y muchos pacientes salieron a la calle en busca de heroína para que les brindara lo que llaman una «luna de miel».
Un año antes del fallecimiento de Seymour Hoffman los seguidores de la serie Glee lloraban la muerte de Cory Monteith. El actor protagonista de esta comedia musical encarnaba a Finn Hudson, un chico bueno en un instituto donde los marginados intentaban abrirse un espacio a través de la música. Monteith había reconocido en entrevistas que de adolescente solía saltarse las clases para ir a beber y fumar marihuana y que eso lo llevó a no terminar el instituto. Pero el tema era más serio. En marzo de 2013 ingresó en un centro de rehabilitación, pero en julio murió por una sobredosis de heroína y alcohol en un hotel de Vancouver, Canadá, su ciudad natal.
El placer momentáneo que otorga la heroína es algo que sus víctimas —famosas o no— luchan internamente por abandonar porque sus fatales consecuencias quedan al descubierto. Solo en 2016, la adicción a las drogas acabó con la vida de 60.000 estadounidenses; 35.000 de esas muertes fueron por sobredosis de heroína sola o adulterada. Una década atrás, la diseñadora y en su momento estrella televisiva Nicole Richie se atrevía a hablar de su adicción. Richie estuvo internada en un centro de desintoxicación por su adicción a la heroína, droga que probó por primera vez a los 13 años. La separación de sus padres provocó que «la niña consentida de la televisión» se refugiara en el opiáceo. En este caso Richie rectificó a tiempo, ingresó voluntariamente en un centro de desintoxicación y logró limpiar su cuerpo del rastro de la droga. Hoy tiene su propia marca de moda, está casada desde 2010 con Joel Madden, miembro de la banda pop punkestadounidense Good Charlotte, y tiene dos hijos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró el problema con esta droga «emergencia nacional» durante su primer año de mandato. «Vamos a poner un montón de tiempo, un montón de esfuerzo y un montón de dinero en la crisis de los opiáceos», dijo Trump, haciendo hincapié sobre que en los últimos cinco años se había convertido en «un problema serio». Pero la realidad que retratan los datos es que las sobredosis por opiáceos han aumentado un 30% en todo el país en solo 14 meses entre 2016 y 2017, según un informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. La heroína sigue siendo un problema que consume a quienes se acercan a ella, sean o no famosos.
Fuente: El País