Por Francina Hungría
Hoy 4 de enero no solo celebramos el Día Mundial del Braille; reconocemos el ingenio y el aporte de aquellos que han pensado en hacer que la vida de las personas con discapacidad sea más autónoma.
En los últimos años hemos sido testigos del gran boom de las nuevas tecnologías. Los avances han redefinido la forma en la que interactuamos con nuestro entorno. Desde el entretenimiento hasta lo académico y laboral, todos los aspectos de nuestras vidas reciben una participación activa de tecnología vanguardista. De hecho, se estima que en este año que recién comienza, cinco de los puestos laborales más demandados tendrán que ver con entornos digitales e innovaciones tecnológicas.
Sin embargo, desde siempre el ser humano ha manifestado interés por el desarrollo de nuevas herramientas y técnicas que faciliten su vida; así surgió la rueda o se inventó el método de lectura y escritura Braille.
Con su invención, Luis Braille permitió a las personas ciegas acceder al conocimiento. A su vez, ofreció a los docentes una tecnología de apoyo con la cual alfabetizar a niños y niñas con discapacidad visual.
Desde 1824 hasta hoy, las tecnologías adaptativas han hecho grandes aportes a la vida autónoma de las personas con discapacidad. El método de escritura Braille es utilizado sobre todo para la educación inicial de niños ciegos y para quienes poseen discapacidad auditiva y visual a la vez.
La puerta de inclusión que abrió un joven francés de 15 años al elaborar el sistema de puntos en relieve que serviría a estudiantes y profesionales con ceguera de todo el mundo, se ha expandido hasta lograr un espacio en dispositivos informáticos. Celulares, tablets, computadores e incluso relojes están siendo diseñados partiendo de principios inclusivos, contemplando parámetros de diseño universal.
Hoy 4 de enero no solo celebramos el día mundial del Braille, reconocemos el ingenio y el aporte de aquellos que han pensado en hacer que la vida de las personas con discapacidad sea más autónoma. Por eso aspiramos a que cada vez sean más los recursos y herramientas disponibles para que todas las personas puedan desenvolverse por sus propios medios. Ahí radica la importancia de los dispositivos adaptativos o tecnologías de apoyo: estas vienen a complementar las destrezas de las personas con discapacidad mediante funcionalidades que permitan suplir la deficiencia física o sensorial. De este modo, la vida en los entornos laborales, académicos o de cualquier índole se hace plenamente independiente y, por ende, exitosa.
De igual forma, el diseño de apps, dispositivos electrónicos o análogos, así como la implementación de inteligencia artificial para facilitar la vida de quienes viven con alguna limitación física, sensorial o intelectual resultan cada vez más necesarios. Las nuevas tecnologías aportan los medios para ampliar las oportunidades que empezaron a generarse en 1984 con la invención del Braille.
La República Dominicana debe continuar apostando a la digitalización y a la inversión en investigaciones que reduzcan los niveles de desigualdad. Así, continuaremos el ritmo de crecimiento y desarrollo que llevamos como país.
Generando oportunidades que incluyan a todas las personas, es como alcanzaremos el grado de desarrollo competitivo que nos demandan los tiempos. Y en este sentido, las personas con discapacidad tienen un rol importante. Esta población de más de 1 millón de dominicanos puede desempeñarse efectivamente si cuenta con los medios adaptativos adecuados; tanto en educación, seguridad vial, entornos laborales y todos los sectores de la vida en sociedad.
Continuar apoyando las iniciativas de innovación tecnológica que incrementen los niveles de acceso a una vida productiva y autónoma en la República Dominicana es la mejor manera de decir: juntos, ¡movamos la inclusión!